La educación emocional nos enseña a identificar, controlar y gestionar nuestras emociones. Esto contribuye a que podamos afrontar mejor los retos de la vida, por lo que nos aporta mayor bienestar personal y social. Si comenzamos a trabajar y desarrollar la educación emocional desde edades tempranas, podremos evitar situaciones de frustración, violencia, abandono escolar o acoso escolar, y sustituirlas por situaciones de aceptación, gestión de las emociones, empatía y respeto hacia el otro, entre otras cosas.
Proponemos una serie de talleres y sesiones para el alumnado de educación primaria, donde puedan ahondar en sus propias emociones, desde la conciencia y la aceptación de cada una de ellas. Aprenderemos también algunas herramientas para la gestión de las emociones, evitando así futuras situaciones de desbordamiento emocional, tan comunes en la siguiente etapa de desarrollo, como es la adolescencia.